sábado, 19 de junio de 2010

ELLA


Nunca ha pasado mucho tiempo conmigo... no me atrevería a definirla como amiga; tampoco como enemiga. A veces me visita sólo por un minuto y, como viene, se va, amenazando con no volver nunca. Hay días que creo que he perdido su compañía para siempre; otros, tengo la esperanza de que me vendrá a ver de nuevo.


Nunca me ha hecho grandes regalos. Sólo detalles pequeñitos para que comparta con mi gente.


Nunca me ha dado un don, ni una mano digna de mención.



Pero la quiero por ese minuto de gloria. Ese que sólo compartimos ella y yo.

La quiero por ese instante en el que todo lo que hago me parece perfecto... aunque luego con la perspectiva de la distancia de espacio y tiempo lo deteste.

La quiero por el instante de paz en el que mi boli deja su huella en un punto y final...

La adoro por todos los puntos suspensivos que hemos escrito juntas.

La adoro por la primera letra que tecleo... la adoro por la última que escribo.


Se llama MUSA. Es fugaz, inconstante y ligera.

Yo la quiero.

Tal vez algún día ella también me quiera.