jueves, 13 de noviembre de 2008

DIME QUE NO VALGO PERO ATRÉVETE A COMPROBARLO


Muchas veces pienso en la escritura como terapia. ¿Qué más da si lo hago mal o bien? Lo fundamental es que canalizo mis sentimientos y los expreso en un papel.

Pero hay días, como hoy, en los que me siento ridícula por lanzar palabras al viento, por enviar cartas sin destinatario, por seguir con esto aun sabiendo que gente que me importa no se ha tomado la molestia ni de preguntarme la dirección del blog... al fin y al cabo para ellos soy sólo una niña ociosa que sabe poco sobre unir letras para formar palabras.


Las críticas pueden ser constructivas o destructivas... sí, pero ¡cuánto más vale la destrucción de una crítica que la del desdén! Ojalá algunas personas me dijeran "escribes fatal" después de haberme leído.

Otra vez la ridícula sensación de escribir en vano. ¿Para qué les digo esto si ellos no me están leyendo?